lunes, 9 de mayo de 2011

Actitud ante la Vida

Aceptar la vida tal y como se presenta contrasta con la idea que tenemos de los acontecimientos que nos suceden. Por una parte, nos damos cuenta de la existencia de situaciones que no podemos controlar y, sin embargo, las vivimos sobre todo con mucho stress por no saber como enfrentarlas.  Mas, también experimentamos en muchas ocasiones una fuerza especial que nos guía por esos parajes oscuros de dicha existencia.  Por tanto, es cuestión de actitud, la forma de ver y solucionar los problemas cotidianos.  Una actitud llena de esperanza porque, incluso en medio de grandes dificultades, se divisa un punto de luz, una salida, una solución y otra, por el contrario, que nos paraliza, detiene, petrifica ante situaciones dificiles a las cuales prejuzgamos y que son guiadas por el miedo y la desesperación. 
Todo esto no tiene que ver directamente con los "estados de ánimo" que cambian constantemente y que son como una gran montaña rusa de sentimientos, el hecho que en un momento determinado, ante una circunstancia desagradable abramos nuestro corazón y nos encontremos abrumados, no significa que hemos perdido la esperanza, solo vivimos el momento. No debería darnos miedo expresar nuestros sentimientos sobre todo en la soledad de nuestra vida o con alguien capaz de regalarte su tiempo para escucharte y compartir también sus alegrías y penas.
Una persona que se deja llevar por sus pasiones, es decir que sus sentimientos no son expresados en su momento sino que guardan, aguantan, callan sus dolores o angustias, llegará un momento en que ya no pueda más y revienta, desespera dando lugar a circunstancias desagradables que incluso puede desembocar en desgracias provocadas por la ira.  La ira solo lleva a la ofensa, destrucción, odio, rencor.
Cuando sentimos la imperiosa necesidad de dar rienda suelta a nuestros sentimientos, podemos buscar un rincón aislado de las personas que solo les interesa la vida de los demás o, si lo tenemos, busquemos a los amigos verdaderos, que se pueden encontrar dentro o fuera de la familia para que veamos pasar la tormenta que no nos deja ver lo maravilloso que es contemplar las sorpresas agradables que nos regala la vida, sin que nos pregunten si lo merecemos o no.  Porque la felicidad es totalmente gratis, no se llena con cosas, ni personas, pero lleva a un estado de bienestar profundo que arranca de nuestros labios  palabras de agradecimiento.
Si vivimos la vida aceptando todas las circunstancias que conllevan y con actitudes de esperanza, nuestro camino será maravilloso y nos sorprenderá la belleza escondida en las cosas.
Roger Ruiz

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