domingo, 24 de enero de 2010

¿Las Miserias?

Miseria…, es una palabra fuerte, uno de sus significados es avaricia, mezquindad. El ser humano complejo en su obrar tiene también algo de miseria en su vida, somos todos miserables, débiles, perversos. He escuchado de mi familia la expresión que dice: “aquí no hay santo por quien rogar”, que para un pueblo significa que todos somos miserables.
No es una sentencia es una verdad, pero la humanidad va más allá de todo eso porque no sólo somos miserables, sino también en algunas ocasiones generosos, incluso buenas personas. La miseria forma parte de la vida, si en libertad queremos que exista, En las situaciones cotidianas nos podemos tropezar con ella, pero no quiere decir que vayamos por ese camino.
Resulta ilógico pensar en una persona perfecta en nuestro ámbito humano, porque todos aunque hacemos mucho bien podemos tomar la decisión de no hacerlo o peor aún no hacer ni bien ni mal, solo para sentirnos bien con nosotros mismos. Lo que nos define son más cosas que aquellas puntuales que realizamos en la vida, ¿quién no se acuerda de una situación donde hemos sido miserables? Algunos se amparan en unas leyes construidas por el mismo ser humano, imperfectas y son tan fieles a ellas que se olvidan de hacer el bien y optan por cumplir un bien que ellos mismos no experimentan.
La justicia humana es vindicativa, porque creemos en lo más profundo de nuestro ser que si aplicamos la ley del talión, ojo por ojo y diente por diente, o algunas de nuestras leyes modernas que excluyen a los más necesitados, nos podríamos sentir mejor si hemos experimentado una desgracia a causa de una injusticia.
Otras personas en detrimento de la verdad, se colocan como jueces de los demás, pero no un ciudadano elegido para impartir justicia sino una persona que no ve a nadie digno de la bondad que dice poseer, estas personas son miserables y no lo tienen como opción frecuente sino como una actitud ante la vida.
Si una persona es miserable en algunos momentos tiene la oportunidad de rectificar sino lo hace con la persona afectada, puede hacerlo con otras ante quienes usará mejor su libertad. Pero aquellos que tienen la miseria como actitud se encuentran en una situación sumamente terrible, un callejón sin salida, cuya pared la han construido con sus propias manos.
La respuesta acerca de la miseria no se encuentra ocultando lo que hemos hecho sino más bien aceptándolo y tomando las decisiones acordes con lo que se lleva en el corazón, sin mezquindad, sin avaricia.
Roger Ruiz



sábado, 23 de enero de 2010

¿Filósofos sin Trabajo?

Hay cosas en la vida que nos cuesta asumir, hay personas que se burlan de lo que somos o representamos. Existen quienes denigran y quienes restan importancia al último oficio que un ser humano está dispuesto a hacer, ser filósofo. Los que están en el contexto de mis palabras saben por cultura general que aquellos que comenzaron tan noble oficio, lo de oficio es un decir pero no para ofender, pertenecían a una cierta clase social donde podían darse el lujo de reflexionar sobre las preguntas fundamentales de la vida, para dar sentido a la realidad, en ocasiones cruel, de la vida. Por supuesto, que algunos lo tomaron como un oficio dónde su mayor fin era iluminar aquellos que estaban en la oscuridad y de paso podían ganarse el pan de cada día.
En el tiempo presente, algunos consideran que la filosofía ayuda a las personas a recobrar la felicidad perdida y sobre todo el valor de vivir. Sin embargo, la verdad es que las personas, sobre todo en tiempos de crisis piensan en otras cosas, diría que más urgentes: trabajo, casa, muebles, electrodomésticos, alimentos…que gastan y desgastan la vida, no poco a poco, sino vertiginosamente.
La filosofía sigue siendo un lujo para aquellos que desean cubrir las necesidades básicas de la existencia. Un ejemplo puede iluminar la situación: una pareja decide hacer vida en común y mudarse a un apartamento, si éste se encuentra vacío, el 99 % no se preocuparía de colocar una cuadro hermoso para ellos y prescindir de la cama la frigorífico y la cocina, antes bien buscan subsanar esas cosas porque son importantes, imprescindibles, vitales. Cuando obtienen tales cosas básicas planifican comprar otras de parecida necesidad al final comprarán no solo uno sino varios cuadros que vayan con la estética del lugar. Conclusión tales cosas son importantes ninguna de ellas llena la vida, un cuadro agradable para la pareja les llena su existencia, les proyecta a un sin fin de sentimientos, pero el cuadro no tiene ninguna función práctica pero su hermosura balancea toda necesidad.
La filosofía tiene un fin práctico según dicen algunos contemporáneos y aún así no se agota con lo práctico sino que nutre, deleita, pacifica y vierte razones para vivir. Últimamente he estado cerca de personas que abren sus labios para quejarse de la vida o de lo caro de las cosas, falta de trabajo o no poder tener más de lo que tienen, o dejar las vacaciones para el propio país. La filosofía tiene una respuesta clara para las preguntas fundamentales que cada uno se plantea aunque sea por un breve instante. El odio mueve, la envidia mata, la soberbia hiere, la filosofía sana. No tiene mucha demanda de empleo y sin embargo por más que muchos quisieron no se acabará mientras exista una persona capaz de reflexionar.
Roger Ruiz



sábado, 9 de enero de 2010

FRAGIL COMO EL CRISTAL

La vida es tan hermosa y los acontecimientos tan profundos que no nos basta el tiempo para contemplarlos. Lo normal pareciera que consiste en ver lo feo, aquello que no tiene sentido, debe ser porque aunque veamos lo bello, al final nos damos cuenta que todo es efímero, como cuando el principito descubrió que su flor se podía marchitar.
La caducidad de la vida puede llevarnos a pensar en la falta de sentido de las cosas o, peor aun, nos impulsa a un mal entendido aprovechar las cosas antes que se acabe la vida. Muy parecido en estos tiempos a los turistas que invaden las grandes ciudades del mundo, toman un tour y los llevan casi corriendo para poder aprovechar la estancia en esos lugares al máximo. Al final lo que queda es un cansancio profundo, vimos tantas cosas bellas, detuvimos el tiempo en un chip de cámara y luego lo que nos queda es un recuerdo de haber conocido, mas no en profundidad una ciudad, unas ruinas o unas tumbas. El afán de conocer lo máximo posible nos aleja de la capacidad de asombro ante lo pequeño, lo que vale, lo que tenemos, lo que vivimos.
Hay quienes hablan de ser viajeros, en algunas religiones se habla de peregrino, claro que éste último tiene una meta concreta de vida y hace todo lo posible por llegar a ella. Aunque la palabra peregrino nos ayuda a contemplar la vida, creo que la palabra caminante tiene una connotación todavía más amplia, aquel que camina y va contemplando la vida con sus bajos y altos, sus momentos de alegría, paz, esperanza y amor, como también los momentos de dolor, traición, maldad y desazón. Que difícil es aceptar lo caduca que es la vida y lo bello de la imposibilidad que “no nos quiten lo bailado”.
La vida es frágil como el cristal pero hermosa al mismo tiempo y creo firmemente en el caminar conciente de aquel que la toma como lo que es; una oportunidad de crecer, amar, servir y pasar haciendo el bien.
Roger Ruiz


viernes, 8 de enero de 2010

¿RECONOCES ..LA FELICIDAD..?

Cuando experimentamos en la vida momentos de felicidad lo proclamamos al mundo aunque sólo pocos se den cuenta, porque no todos son observadores, no nos miran a los ojos, algunos solo ven gestos sin sentido. Pero existen algunas personas quienes con solo observar notan que vivimos la alegría. Aquí no deberíamos preocuparnos acerca de la duración sino de la alegría experimentada, esto puede también causar envidia, ver por qué otros experimentan ratos de felicidad y estas personas no lo viven.
Hay momentos en la vida donde lo que viene es la tristeza, de ella se da cuenta la gran mayoría, porque no es ajena al sentimiento, pero nos preguntaríamos ¿Cómo es que se dan cuenta de la tristeza y no de la alegría? No lo se. Habrá quien pensará que vivimos tan inmersos en ver cosas negativas o lo tétrico de la vida que no reparamos en la felicidad de otros. La tristeza experimentada es dura y si estamos solos es peor.
Allí es cuando hace falta “ese alguien” que nos escuche, comprenda o comparta lo que sentimos. Amigos o amigas no te van a buscar cuando todo esté muy bien, sino también aunque todo esté muy mal. Qué hermosa es la amistad, pero no la idealista dónde los amigos y amigas son seres perfectos, esa amistad no existe. Un amigo escucha, incluso hay tanta confianza que reprende, pero la manipulación destruye la amistad, más que un interés rastrero o sublime. Los amigos cometen errores, lo importante no es determinar cuántos son sino que los aceptamos “tal y como son”. Cuando entramos en la soledad suprema no saldremos fácilmente de ella, pero si tuviéramos una amistad a nuestro lado lograríamos vencerla, porque al final no estamos solos.
Dicen que el verdadero amigo es un “tesoro”, vale mucho, no es solo para momentos de ruidos y fiestas, sino también por aquellos momentos tristes. También hay un amigo más grande que nosotros que nos da la libertad de amarlo u odiarlo, sin condenarnos. Me imagino que sabrás a Quien me refiero.
Roger Ruiz