jueves, 18 de febrero de 2010

Vivir con Ahínco

Hay momentos difíciles de la vida donde provoca dejarlo todo y volver atrás. En ocasiones este pensamiento recorre cada hueso del ser humano, todos los miedos vienen al encuentro de aquel que tiene las defensas bajas, el ánimo destrozado y oyendo las burlas de un mundo triste que se alegra del fracaso experimentado por esa persona y brinda para que se mantenga en su derrota. Pero la vida es así, fracasos y triunfos, alegrías y penas, amarguras y dulzuras … Podemos dejarlo todo y echarnos hacia atrás con rostro de derrota o ver las cosas como son, reconocer que los momentos difíciles también son parte de la vida y no tiene nada que ver con suertes echadas o negatividad circundante.
Todos experimentamos lo árido de la vida pero son pocos los valientes que siguen adelante a pesar de las derrotas. Volver atrás no es una opción válida sino para el cobarde que culpa a los demás de sus penurias, hace falta gente valiente que viva la vida con fe en que siempre hay un mañana capaz de cambiar y dar un giro de 180 grados a la existencia. Vale la pena reflexionar sobre aquellas personas que a lo largo de la historia nos han demostrado que el cambio es posible y vale la pena, incluido el dolor que pueda embargarnos por algunos instantes de ésta corta vida.
Pienso en todo aquel que haya marcado diferencia en su entorno, no con violencia imponiendo los criterios con armas sino con la palabra de la verdad que en estos tiempos viene mermada por aquellos oportunistas que ahora plagan los canales de televisión para gritar barbaridades durante tanto tiempo que al final muchos terminan por creerlo. Pienso en la mujer que le dice: “basta” a un supuesto hombre que en un tiempo le dijo que la amaba y que ahora responde con golpes. Pienso en el joven que es capaz de levantarse después de experimentar la derrota con las drogas o el alcohol y desea permanecer sobrio. Pienso en aquellos que aun no siendo violentos fueron victimas de la violencia por defender los derechos fundamentales en una sociedad podrida de reclamos insustanciales.
Lo bello de la vida es que podemos comenzar de nuevo, incluso aquellos que han cargado con el peso de la culpa por sus actos singulares. Cada día trae sus disgustos, es verdad, pero también trae esperanza para aquellos valientes dispuestos a encontrarla. La tentación de volver atrás es la peor, porque nos crea la ilusión de creer que con las cosas como estaban bastaba y sobraba para vivir sin muchos problemas, culpando siempre a otros de mis desgracias, mis miserias. No vale la pena quejarse tanto, vale la pena seguir adelante, confrontando la adversidad.

Roger Ruiz

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