viernes, 8 de abril de 2011

¿Ser Feliz para Siempre?

Las historias que nos han contado desde pequeños, los cuentos que hemos leido o visto en la televisión y algún que otro relato de nuestros padres, sobre todo en las edades tempranas de nuestra existencia poseen un denominador común, nos presenta a la felicidad como meta.  No esta errada tal afirmación, el problema consiste en el concepto de felicidad.  Ya algunos filósofos, como Aristóteles decían que la felicidad es la meta del ser humano y que todos realizamos acciones en búsqueda de la misma.  Pero la felicidad de los cuentos infantiles y en general el concepto de felicidad que nos presenta la sociedad de consumo, dista mucho de lo que realmente puede llenar al corazón humano.

Muchos consideran la felicidad con la búsqueda y encuentro de un príncipe azul, que solucione todos los problemas económicos y sentimentales de la persona amada.  El concepto de mujer como una persona capaz y con los mismos derechos que los hombres es flagrantemente pasado  por alto, en su lugar solo se encuentra una persona sumamente hermosa, quien tiene derecho a ser feliz haciendo que su consorte sea feliz, su vida consiste en ser una esclava de otra  persona a quien pretende amar, quien no posee atisbo de compartir un amor profundo y corresponsable.  Cuando un niño lee o escucha tales historias, puede llegar a pensar que "la felicidad" entendida hasta ahora es inalcansable.  Cuando un niño observa a su familia generalmente disfuncional, donde el grito y los insultos son el pan de cada día y la invitación a madurar dirigida hacia ellos es cada vez más frecuente, cabe la pregunta de ¿Por qué tenemos que permitir que los niños no vivan sus etapas de infancia y adolescencia como lo que son, sin que les inviten a pensar y obrar como los adultos? ¿Por qué se pretende engañar a la infancia haciéndole ver que la felicidad consiste en tener un buen trabajo y para ello hay que estudiar mucho o que la meta de su vida es casarse y tener hijos, casas o apartamentos, automóviles, casas de campo y en la playa, con sus correspondientes deudas eternas, para que su felicidad sea plena?

Le contamos a los niños una zarta de mentiras para que ellos también sean tan infelices como lo son sus progenitores o familiares cercanos.  Si bien es cierto que la felicidad es posible, también es cierto que no es constante en las relaciones humanas, es más bien como el viento, a veces hay un vendabal a veces una brisa sueve.  Porque la vida está llena de momentos, los cuales pueden ser hermosos, terribles, angustiosos o llenos de paz. Pudiéramos empezar por decirle la verdad a los niños, prepararlos para aceptar la vida tal y como se presenta, incluidos los momentos difíciles de aceptar. 

El ser humano tiende a la felicidad, ella es su meta y su razón de ser, mas dicha felicidad viene como el oro, incrustado en las rocas duras de la vida y hay que pasarlos por el crisol para purificarlo y disfrutar de su brillo.  La actitud del ser humano es la que debe cambiar, no ver sólo lo negativo de la vida sino valorar cada momento como único e irrepetible.  Deberíamos tomar en cuenta aquellas historias que nos ayudan a la aceptación de la vida en la felicidad, disfrutando de cada momento feliz aunque sea fugaz, pero disfrutarlo verdaramente y no pensar tanto que se va a acabar y, por consiguiente, vendrán tiempos de tristeza, porque viviríamos amargados constantemente envenenado nuestro corazón del sin sentido del sufrimiento. La vida es mucho más hermosa si la aceptamos tal y como es, solo así seremos felices siempre.

Roger Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario